Cartas a Mis Caprichos - Carta V - El Lago de las Almas


CARTAS A MIS CAPRICHOS

___________________________________________________________________________________________________________

Carta Quinta

V- EL LAGO DE LAS ALMAS
Cartas a mis Caprichos - Cuarta
------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Estimadas Caprichos:



Espero que os sea grato, recibir nuevamente de mi, en otra de mis cartas. Deseo que os envuelva la sensación de que no es tan solo una Carta, que esta la vivais como bastante mas que un sueño,como mucho más que un simple paseo y os lleve a soñar, con toda vuestra alma al viento, la mas pura esencia de un paseo hasta lo mas profundo del corazón tanto mio como del vuestro. Tan solo eso espero con esta la quinta de mis cartas,tan solo, poder juntos acariciar las nubes con las yemas de nuestros dedos y de la mano caminar, como uno, sobre la magia de sus aguas. Ruego pues os toméis de vuestra manos y ofrezcáis las vuestras también a la flor ghiocel que las mías, estarán escondidas tras los pasos de mis palabras para guiaros en este viaje hasta El Lago de Las Almas...

Partía ya de los Montes de la ghiocel y me despedí del pastor, con la insatisfacción deno comprender porque no había podido antes imagina como, entre tanta oscuridad, podía existir algo tan puro tan y bello, como aquella flor. Me reproché no haber sido capaz de haberlo sentido ni imaginado antes de iniciar el viaje al Monte Ghiocel. Y ante todo me preguntaba, una y otra vez, como había podido, habiéndola tenido frente a mi, tras tan larga búsqueda, tan solo quedarme contemplándola sin saber decirle nada que tan siquiera, la hiciera sonreír, ¿Porqué ni siquiera acerté a acercarme a ella para poder escuchar el más leve sonido de su voz?... Aquella idea no dejaba de girar en mi y una vez dejé atrás aquellos montes, empecé a reflexionar sobre como de misteriosa y a la vez mágica puede ser la vida, como avanza en nuestras vidas siempre envuelta con invisibles espinas, trampas y laberintos, caídas y desasosiegos que nos van dañando a su paso nuestras almas, un camino siempre desconocido, por el que todos cruzamos, a veces a la carrera o bien en madura y serena calma. A veces solos y a veces rodeados de gentes y cosas pero completamente vacíos. Y sin duda cuando mas la disfrutamos sea, cogidos de las manos juntos a nuestros seres mas queridos... Caminan por ella, mortales y entes mágicos, caminan dioses y seres inhumanos, pero todos caminamos de igual manera... Ignorantes del camino que espera a nuestro paso.

Todo eso me hizo pensar sobre la necesidad de volver al lugar donde había aprendido y sanado todo daño, aquella vez, en mi corazón de trapo. Quizás esta vez, sin haberlo percibido, algunas heridas habían vuelto a abrirse o no debieron haberse cerrado del todo nunca, quizás tan solo se hubieran abierto otras de totalmente desconocidas. Quizás fue haber osado a salir del Bosque Ocre tomando un desconocido camino había abierto nuevas heridas, quizás debía continuar en él y no dar por acabado mi vieja, quizás para reverdecer mi corazón, regresar para descubrir allí nuevos remedios de nuevas sabidurías o remendar mi corazón con nuevos zurcidos de nuevos bellos cabellos... Decidí que debía volver al Lago de las Almas.

Sin duda, debía llegar cuanto antes, algo mejor me esperaba, algo más bello y más rico sin duda, mas dorados en mi mirada, mas destellos plateados reflejados en mi alma... Más sabores y esencias, con las que alimentar y engrandecer algo más mi humilde Corazón de trapo. Me sumí en mis pensamientos, monte abajo, entre nieblas y senderos, tormentas y colinas, desfiladeros... Bosques de intenso olor a musgo, ríos y canteras , lluvias y arco iris, riberas y valles, aguaceros, mesetas , llanos, claros... Margaritas, tomillo, iris , hierbabuena, jazmín, moras y madreselva... Mañanas soleadas entre los campos, con el olor y el color de la primavera, llegué a resolver mi cual debía ser mi nueva parada. Siempre con mas corazón que fuerzas, tan deprisa como pude corrí a alcanzar el alto en una colina. Desde lo alto de un cerro justo al norte alcancé ver a los robles y encinas que señalan la entrada al Bosque Ocre. Un roble y una encina custodiando como siempre su paso. La encina, bellísima, siempre llena de vida, aún deshabitada, el roble de firme nobleza arraigado en aquella tierra con gran fortaleza es donde desde entonces establecí mi morada, mi Noble Roble... Mi hogar. Perola necesidad que me empujaba a volver de nuevo al lugar donde mis Caprichos me encontrasteis, a re andar sobre mi destino, en donde mi cuerpo, mi alma y mi corazón sanasteis, sentí la necesidad de poder de nuevo beber de sus aguas, de volver a contemplar sus parajes, de disfrutar, una vez más, sumergiéndome en él para alcanzar mi calma... Pronto volvería a casa, pero antes debería seguir el deseo de Azar y mis sentidos. Giré pues, mi mirada al oeste, descubriendo como largas colas de peregrinos se unían a un viaje del cual nunca podrían olvidarse, en un claro a lo lejos, la entrada a su sendero...


El sendero del Lago de las Almas.


Decidido a seguir a aquellas gentes, descendí del cerro avanzado tan deprisa como me fue posible y así poder alcanzar aquellas columnas de gentes que con tanto deseo avanzaban para poder mezclarme entre ellas como uno de ellos mas. Cubrí mi cabeza con mi capa antes de mezclarme entre ellos y como uno mas de ellos, me uní en su peregrinaje, recorriendo junto a ellos todos aquellos parajes, observándoles sus pasos y sus gestos. Arboles, helechos, flores , frutos y plantas, junto a los pequeños habitantes del sendero, nos contemplaban desde sus lechos con admiración a cada uno de nosotros, pequeños animales se paseaban junto a nosotros para observar mas de cerca nuestros atavíos, las mariposas revoloteaban alrededor para disfrutar de nuestro silencio. Matojos y matorrales llenos del olor y el color de flores y frutos nuevos, fragancias de paz y vida, perfumes de luz y armonías, perfilados con brillos de pureza. Bosques de verdes radiantes se inclinaban ante nosotros, colores y danzas de sus animales volaban cerca de nosotros, impregnando de esperanza los ojos de cuantos viajeros.

De repente, todo se paró y todos pararon juntos al cruzar ante la puerta que hace nacer el claro del sendero, el silencio se torno intenso, llenando todo lo que se sentía vació, sin viento, ni tan solo una tímida brisa, sin trinos, sin ramas golpeadas... Una inmensa luz invadía del plateado reflejo que dejaba caer el sol sobre sus aguas. Cientos y miles de seres, empezaron a avanzar hacía el en silencio, andando primero y acercándose mas tarde rodearon las laderas del majestuoso lago, luego se sentaban a sus veras, al tiempo, se refrescaban con sus aguas para, por fin sumergirse en ellas... Sanando así sus heridas, devolviendo a su vida la calma, en El Lago de Las Almas.

Yo preferí permanecer a parte, durante un rato, observando toda aquella belleza, al rato al alzar mis ojos, descubrí que una majestuosa presencia de inmensa belleza se alzaba desde un alto observando, como yo, toda aquella preciosa imagen, tan bello espectáculo, antes que pudiera hacer yo como los peregrinos hacían y alcanzar a acercarme, la Bella Presencia llegó hasta mi costado y en sereno tono junto a mi oído hizo sonar su voz para decirme estas palabras:

- ¿De nuevo aquí mi duende? - Reconocí su voz como ella había reconocido mi imagen.
- De nuevo aquí mi Reina. - ¿ De nuevo a qué, mi Duende ? - Volvió a decir. - De nuevo a sanar y aprender como.- Le contesté.
- El como lo conocéis, mi Duende, tan solo hay que recordarlo. - Sanar, sanareis solo, no en vano portáis vuestro Corazón de Trapo. - No pensé que aquí volvería a encontraros, mi Reina. - Siempre que volváis, mi Duende, seré yo quien os este esperando. Pero sabed que aunque así lo creáis, ya no os será necesario, volver junto a la orilla del Lago de Las Almas. - Aún así quizás necesite volver. - Volved cuando queráis y a poder volved con ella. No habrá nada que sanar, ni aprender, pero me será bello conocerla.
- Así lo haré. - Asentí. - Así os lo deseo Duende. Ahora debéis marchar a casa y esperarla mirando al mar desde los acantilados que atalayan el paisaje de vuestros bosques de robles. Cada primavera asomaros a intentar alcanzar la vista para poder de nuevo volver a verla nacer desde la orilla. Si no la veis la alcanzareis. Si no la tenéis la sentiréis. Si no le habláis, la soñareis. Ese debe ser vuestro sueño: Vuestra flor nacida entre matorrales del bosque, dulce como los frutos que nacen de vuestros bosques, brisa llegada de vuestro mar, perfumada con ginesta, musgo y sal, así será vuestra: Ghiocel. Ahora disculpadme, debo volver a mi retiro. - Volved pues y gracias de nuevo Majestad. - Le contesté mientras se alejaba de mi.

La presencia volvió atrás recogiéndose en el alto, yo observé de nuevo como las gentes, paseaban, bebían y finalmente se sumergían en paz, bajo las aguas del Lago de las Almas y girando la mirada pero no mi pensamiento, decidí volver a casa, a mi Bosque Ocre, a mi morada, a mi... Noble Roble.



...a la semilla de la flor de la Ghiocel




Sorin Mircea Ciccerone
el duende alado color esperanza

Cartas a mis Caprichos - IV Mi sueño... Mi Ghiocel


CARTAS A MIS CAPRICHOS

___________________________________________________________________________________________________________

Carta Cuarta

IV MI SUEÑO... MI GHIOCEL
Cartas a mis Caprichos - Cuarta
------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Estimadas Caprichos:


Como podéis ver, de nuevo junto a vosotras con otra de mis cartas y así poderos llenar, vuestras pequeñas cajas de duende, con los susurros de la tinta que brotan de mi alma.

En esta, os quiero hacer saber de ella, de donde y como la soñé, de donde me senté a imaginarla, de como y cuando... La esperaré. Sabéis ya con que nombre escogí llamarla, la llamé: Ghiocel.

Os contaré esta vez el porqué. Por que como una Ghiocel la imaginé, por que como a una Ghiocel, la esperaré...

Tras marchar vosotras, decidí que era el momento de emprender un singular viaje, una camino a tierras lejanas, un a tierras muy distintas a las mías. Tierras toscas y rudas, frías y escarpadas, llena de cimas y pasos de montaña, donde el viento es espeso y la muerte noctambula aterrando cuanto se cruza a su paso. La razón no era más que la de encontrar si se hallaba esencia alguna de vida y pureza entre tanta desolación, entre tanto miedo...

Al cabo de unas semanas, llegado ya a sus cercanías, vagando por la falda de una montaña, encontré un pastor. Me vio cansado y se acerco para ofrecerme refugio entre el duro frío con la cortesía de un tuareg. Aquel hombre sencillo, no era más que la señal de que me encontraba muy cerca ya de mi destino, había pureza en sus ojos tan solo debía hallar donde residía la vida que él mostraba.

Tras calentarme ante el fuego y tomar algo caliente, empezamos a charlar hasta que la charla nos llevó a poder formularle mi pregunta, la respuesta a mi búsqueda de aquel lugar: ¿Buen pastor, acaso reside en estos parajes, esencia de pureza y vida alguna? - Comprendió perfectamente cual era el motivo de que yo se lo preguntara y finalmente, él asintió mostrando una sonrisa, ilusionado y orgulloso de ser él quien pudiera poderme la mostrar y prometió acompañarme en cuanto amainara el duro invierno.

El invierno empezó a cesar a los pocos días. El pastor me hizo saber que había llegado el momento de encontrar donde residía la vida pura de aquella extraña tierra, yo acepté a seguirlo para que me la pudiera mostrar. Anduvimos durante horas monte arriba, abruptos senderos, rodeados de bosques de árboles de ramas punzantes, llenas de espinas y retorcidas por la larga y dura empresa de pedir ayuda Oscuros senderos de oscura existencia, monte arriba, hasta la cima. Las rocas empezaban a vestir de vegetación el paisaje, la nieve se retiraba para dar paso al olor de fresca hierba.
Llegados a la cima, mis ojos no pudieron mas que maravillarse de la solemnidad de aquella vista. Aquel oscuro pero poderoso paisaje de roca, musgo y arboleda, era totalmente distinta a la vista a los rocosos acantilados desde donde cerca de el bosque suelo contemplar mi mar. Abruptos senderos y oscuros bosques aquellos, pero tan bellos en su melancolía, tan deseosos de ver nacer el verde que estaba por llegar a sus parajes, tanta belleza escondida tras esas ramas espinosas... Tanto deseo de un trino de esperanza refugiada entre su sombría, que no pude mas que quedarme asomado asombrado, contemplándolo y en solemne silencio, escuchar su trino de esperanza durante un buen rato. No recuerdo cuanto estuve, pero fue un hechizo extraordinario, del que desperté, cuando el Pastor reclamó de nuevo mi atención. Quería mostrarme algo...

Entre las rocas, el sol incidió sobre la nieve, buscando abrirle camino a la luz del día, como si de una comadrona se tratara. Una nueva vida que surgía del interior de la tierra, la nieve se retiró obedeciendo su mirada y la tierra se abrió con el amor de una madre. Fue entonces cuando descubrí como con tímida ternura emergía de su interior de entre las nieves el brote de un flor blanca que bajo ellas se había hallado cobijaba. Sin duda, aquel era el brote de vida de una pureza nunca jamás, fuera por mi, imaginada.

Abriéndose camino entre la nieve y la roca, irguió su tallo buscando la mirada fija de su nueva patria. El viento tornó en silencio, el sol sonrió como un padre sonríe a un nuevo hijo, yo y el pastor quedamos postrados durante largo tiempo contemplando aquella flor. Aquella, belleza, aquella frágil fortaleza, aquella pureza, aquella nueva vida. Al rato, solemne el pastor dirigiéndose a mi me dijo:

- Esta es nuestra esencia de vida y pureza, apreciado viajero. – Sin duda esa era la fuente de de la inmortal esencia de aquella tierra y no pude mas ya que preguntarle con que nombre llamaban a aquella flor. - La llamamos: Ghiocel – Me respondió. - La llamamos: Ghiocel y es la primera flor que nace tras el retiro del invierno y de las nieves y el frío con él.- Sin duda era la muestra mas bella de un amanecer, de una primavera, de una esperanza infinita para aquella tierra. Y por eso decidí llamarla a ella...

Ghiocel...

Desde entonces hasta hoy, la espero mirando al mar desde los acantilados que atalayan su paisaje junto a mis bosque de robles. Cada primavera asomo a intentar alcanzar la vista para poder de nuevo volver a verla nacer desde mi orilla. No la veo, pero la alcanzo. No la tengo, pero la siento. No le hablo, pero la sueño. Así es mi sueño... Mi Ghiocel


Sorin Mircea Ciccerone
el duende alado color esperanza

Cartas a mis Caprichos- III Cuatro Caprichos de Duende

CARTAS A MIS CAPRICHOS

___________________________________________________________________________________________________________

Carta Tercera
III CUATRO CAPRICHOS DE DUENDE
Cartas a mis Caprichos - Tercera
------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Estimadas Caprichos:

Como prometí, os hago llegar de mi, en a otra de mis cartas. Guardad esta junto a las otras, como el talismán que alumbra vuestras noches sin luna, el chal que de abrigo en las mañanas más frias o el almohadon con perfume de los abrazos mas sinceros.

Supuse que querríais saber que fué del corazón de aquel ser que con el pecho abierto, encontrasteis entre los matorrales del bosque. Un corazón esparcido en trozos entre la hojarasca que con tanto mimo recogisteis.

Supuse que querríais saber si con el paso de los años perdió color alguno o si las heridas que cerrasteis, resistieron bien a los sobresaltos del camino. Si alguien quiso de nuevo arrancárlo del pecho o si alguien que lo intentó: pudo o no pudo. Que sepáis que no que nada malo le pasó y quien algún mal intentó, no supo como y cada vez que algo necesitó allí lo tuvo.

Sin duda, el paso de los años y los avatares del tiempo le han ido causando algún que otro rasguño, aunque yo, nunca tuve temor alguno gracias a Azar, mi buen amigo, en el que siempre plenamente confié.
Él fué quien tuvo bien disponer que tras vosotras, llegaran unas y tras unas, otras y que estas unas y esas otras tomaron vuestro testigo, protegiendo el camino para proteger mi destino, con las mejores de sus dones y artes.

De todas las que fueron llegando, algunas lo intentaron pero no supieron como, yo nunca en cuenta se lo tuve. Otras no tuvieron oportunidad de saberlo nunca y me perdoné por ello. Doy gracias que Azar dispuso bien a pesar de todo para que llegado el momento, hubieran cerca las adecuadas, siempre para cuidar de él y poder protegerlo tal como el corazón de duende se merece.

Las que así lo hicieron, han sido y fueron tan dignas Caprichos como lo sois vosotras, quizás no portadoras de la calma de Su verde mar, de la fortaleza de tus vientos, del calor de tu amanecer o del escarpado lecho en donde ella su cobijo descansa, pero en su talento igual de hermosas que vosotras cuatro:

Mis cuatros Caprichos de Duende...

Una siempre en mi recuerdo...
Mi Reina, a la que entregue mi recuerdo a cambio
del trono vacio que cedió para que pudiera ocuparlo ella.

Otra escucha y a la calma le habla...
Mi clara Luz guia, que con la confidencia amiga iluminó,
siempre fiel y eternamente los senderos de mi vida.

Como rie, corre y ama...
Mi fresca brisa, que con la pasión de su juventud,
me empujó con fuerza siempre a vivir a viento.

Y a ella: mimos y esperanza..


algún dia a darte un tierno beso, a ti, a mi sueño: Mi Ghiocel...

Cuatro caprichos de duende,
van creciendo en una caja...

Caprichos que aunque distintas de sinigual entrega todas que hicieron y todavía siguen haciendo lo que vosotras hicisteis por primera vez. Cada una con sus propios dones, pero sin duda, con honroso respeto a vuestra memoria. Mágicas y especiales seres que sin ambición ninguna supieron como alcanzar a ser una como vosotras para ocupar vuestro lugar como si del suyo se tratara, con la humildad de las Diosas.

Caprichos: Los colores de vuestro Corazón de trapo, siguen tan intensos como lo deseasteis, su interior sigue igual de tierno y suave como cuando lo estrechabais entre vuestros brazos y sus cicatrices siguen luciendo los zurcidos dorados de vuestros cabellos. Tan libre como siempre, tan frágil como le hacen sentir, tan pequeño y tan sensible, si lo oprimes, tan grande y en su mayor esplendor cuando al dejarlo volar: Se expande. Un corazón como un almohadón hecho a mano, de ropajes y bolas de algodón: Vuestro corazón de trapo. Un corazón de trapo que vuela en el interior de un duende:
El Corazón del Duende alado.

Cuatro Caprichos de duende siempre creciendo dentro de una caja, musas custodias de mi corazón de trapo: Mi Corazón de Duende.
Gracias por ser las primeras y gracias por saber mostrar el camino a las que tras vosotras llegaron y siguen celando para permitirle alcanzar su destino... Su sueño... Su Ghiocel.