Cartas a Mis Caprichos - VI Mis pequeñas Cosas


CARTAS A MIS CAPRICHOS

___________________________________________________________________________________________________________

Carta Sexta

VI- MIS PEQUEÑAS COSAS
Cartas a mis Caprichos - Sexta
-------------------------------------------------------------------------------------------------



Estimadas Caprichos:


Una vez mas, me siento ante la chimenea junto a vosotras para contaros de mi, al mundo, lo que a mis Caprichos les regalè, en la sexta de mis cartas. Conforme avanzo escribiendo cada una de ellas, siento como avanzo también en mi y deseo de que con ellas, estáis avanzando también vosotras, en vosotras mismas.

Así que será bueno guardalas todas bajo la almohada, deseándolas sentir cada vez mas cerca y acabareis escuchando como, en sueños os susurran al oido.
Leedlas como canciones de cuna que arrullan los oídos de los niños, como versos recordados declamados a ciegas, como largos paseos junto a una orilla.
Como la Paz haría si tuviera pies para pisar la arena. Pues paz hay en ellas y paz siento en mi y nada mas grande os puedo desear que ella misma siente al caer el día también junto a todas vosotras.

Hace días ya que volví ya ha casa, al roble que hay frente a la encina abandonada, a mis sabios bosques que me observan en silencio, a mis colores robados de las flores que saludan a mi paso, a los trinos de canciones con los que los pájaros acompañan las baladas olvidadas de las aguas de los ríos, a mi hogar, a mi gente, a mi morada... A mi Noble Roble.

De nuevo entre mis bosques, los trinos matutinos entre mis paseos empapados de rocío, mis días serenos, mis visitas inesperadas... Llagada la noche mis apasionadas charlas con Luna, nuestros locos sueños junto a las estrellas... Mis cosas mas sencillas, mi felicidad mas cotidiana, a su luz tan divina, a su arrullo al alma... A su calma y belleza, a su vida que es la mía:


A mis pequeñas cosas...



Mas tarde saldré a volver a saludarlos, ha mezclarme entre todos ellos, a correr cogido de sus manos hasta llegar al claro que hay junto al Árbol de la vida, seguro que sus pequeños habitantes siguen rellenando sus pompas de jabón con con el elixir de su savia y su resina, tratando de convencer al viento que las transporte a todos los rincones, a cualquiera de las esquinas en las que siente un ser en vida para hacerle llegar su amor, guardado en el interior de sus pompas de jabón. Pequeños seres de pequeños sueños, grandes esperanzas para grandes pueblos, poderosos talismanes son las pequeñas cosas. Como en su humildad saben mostrar como de lo insignificante nace lo mas eterno, como del detalle surge la creación, del sollozo se levantan los mares, de un suspiro ruge el viento y tras la ilusión descansa el sol, mientras la luna ilumina los desdenes de los enamorados.


Sus pequeñas cosas que son las de todos, las de vosotras y vosotros, las del perfume de las flores, las de los seres pequeños, las de la espuma de las olas, las de los reflejos del alba, las del tímido silencio escondido entre las ramas.

Mis rincones mágicos que en secretos recogidos en los peregnes rincones de los mas antiguos de sus seres, permanecen vivos eternamente. Increíbles rincones que observándome en silencio, esperan ser descubiertos en uno de mis paseos. Donde sentaría, sobre unas piedras, junto a vosotras a recordar aquel día que fuimos sorprendido por cualquiera de ellos, el mas tierno el mas ingenuo, insignificante y diminuto pero maravilloso y muy bello...

Andaré ahora a pasear para recoger moras entre las zarzas, sorteando matorrales, mientras disfruto de los discretos colores de las flores de largos tallos , escucharé risas y gritos de alegría, saludaré a los pequeños habitantes del Árbol de la Vida, probaremos juntos de lanzar bien lejos sus pompas de jabón rellenas de amor y esperanza... Luego volveré a casa, por el camino iluminado por la Luna llena, entre la timidez de la brisa espiando mi paso tras los troncos y las hojas. Sin decirle nada caminaré pensando que la pobreza no es no tener nada a tu alrededor o si tenerlo, sino no tenerlo en tu interior...

Ahora debo salir: Mis Caprichos, los seres pequeños del Árbol estarán contentos de que le ayude con sus pompas y Luna todavía más cuando vea que soy el primero en pasear esta noche bajo su mirada para escuchar como cuenta cuales son también... Sus pequeñas cosas.



Un beso a todas, para guardarlo junto a mis cartas bajo la almohada...



Corazón de duende, Sorín Mircea Ciccerone
el duende alado color esperanza