CARTA X - Orquidea de pasión
Adorables
Caprichos:
De
nuevo otra carta con la que poder acariciar entre vuestras manos.
Que
cara de niño chico pondrá Azar cuando sepa de ella, ya que las
malas lenguas dicen que cada vez que os entrega la própia a
vosotras, no alcanza a más que al sonrojo de un pretendiente o al
tartamudeo de un tímido admirador.
Quizás
alguna llegó a pensar que esta décima de las XXI prometidas, nunca
iría a llegar. Disculpémonos esa duda, pues hasta yo mismo, casi lo
llegue a pensar.
Pero...
Divinos privilegios, singulares donde las haya, siempre hay escrito
un ocaso para las tempestades, incluso para la legendaria Macondo en
sus "Cien años de soledad".
Tras
ella amanece un "Ponte Vecchio" o uno que antes nunca
estuvo o que quizás si que estuvo y no alcanzábamos a ver. Un
amanecer con un lecho donde descansar y una almohada donde poder
celar aquellos sueños que no creíste, esa vez, jamás poder
realizar.
Por
fin otro sueño robado de debajo de nuestras almohadas, sentado
frente a mi escritorio, vuelve a dejarse acariciar mi pluma y su
tinta baila i baila, gira y gira, sobre el desnudo cuerpo de estas
hojas de papel.
Desnuda
y loca desatada, salpicándose de caprichosa tinta. Entregada,
rendida y descarada que embriaga con la mirada, condenando a cuantos
la miran, a la pasión perpetua de su azabache melena que luce
orgullosa: coronada y petulante, como una orquídea salvaje.
Pasión
si, la pasión, la misma que me empuja hoy a escribir os una vez más
a vosotras, esta décima carta. A sentarme ante mi cuaderno y
afrontar es privilegio y soberbio reto que supone brindaros palabras
a todas con igual devoción.
Hablaros
del mimo y del tacto con el que trato de trazar cada una de las
cartas que gentilmente os hace llegar Azar, sería como desvelar el
secreto de como : Aquella vez que nunca olvidareis, aquel amante que
entre misterios sucedió, en lugar remoto que nunca desvelareis y
que... Al marchar os dejó ese perfume impregnado que tantas noches,
al acostaros, os lo reconocéis, en vuestra piel.
La
pasión, tantas suertes efímera y fugaz como un estrella y que no
acaba nunca de encontrar un lugar en el infinito mapa celestial.
Amor
cobarde que nunca dueño tendrá y aunque criticada y envidiada
siempre orgullosa caminará.
Soberbia
orquídea salvaje que arrogante te muestras en el centro del jardín.
Dime,
dímelo en voz baja que ahora nadie nos escucha, ni nos mira. Viajera
sin brújula alguna decidme:
- ¿ Cuantas veces has soñado con encontrar por fin ese hogar que hace ya demasiado que te espera ? -.
- No será a ti que os contestaré, pero gracias por recordarme ese sueño que tantas veces di por olvidado... -
- Gracias a ti: Pasión, por saber entregarte siempre de ese modo tan singular e inolvidable. Ya os digo yo que cuando ese día llegue será aun mejor que cuando tan solo soñabais en él... -
Caprichos:
Pasión marcha, sin decir ni adiós, como no podía ser de otro modo.
Despidámonos con una sonrisa dedicada, de ella.
Y
a vosotras ya tan solo me queda deciros: Hasta pronto, hasta la Carta
XI. Siempre un retal de vosotras,
Sorin Mircea Ciccerone
- corazón de duende -
No hay comentarios:
Publicar un comentario